The Cranberries: Descafeinado irlandés.
Actuaban The Cranberries el pasado jueves 4 de Octubre en la pista anexa
del Palau San Jordi de Barcelona, acondicionada y nombrada para estas
lides como "Sant Jordi Club", en una actuación que podríamos calificar
como tibia. Si bien aplicaron el oficio de quienes llevan 20 años de
triunfos internacionales, no llegaron a calar en un público más bien
frío y escaso, con poco más de medio aforo cubierto, seguramente debido
al excesivo precio de las entradas.
Salieron los de Limerick al escenario con puntualidad británica, y tirando de repertorio. Si bien la única que parecía ponerle algo más de ganas fue Dolores O'Riordan, esta solo consiguió conectar con los más fans de la banda, situados en las primeras filas. Quizá no ayudó mucho el repertorio, algo irregular en en el orden de las canciones al principio, dado que tras la primera canción, la animada "Just my imagination" continuaron con una balada tranquila como "When you're gone" para a continuación presentar "Losing my mind", uno de los temas de su nuevo álbum "Roses", y por tanto de los menos conocidos por un público más ansioso de rememorar la versión más rockera de la época de los 90 de la banda que de nuevas canciones.
Aunque este nuevo álbum es la "excusa oficial" para la gira, la banda irlandesa no rehuyó de repasar todos sus grandes éxitos como "Linger" o "I can't be with you", alternando con sus nuevas canciones como "Tomorrow" o, la que da título al nuevo álbum, "Roses". Incluso se incluyó una pequeña concesión a la carrera en solitario de O'Riordan con "Ordinary day", pero en ningún caso la banda exhibió más que lo justo para cumplir expediente, desaprovechando la ocasión que da el directo a los músicos para exhibirse dejando algún solo de esos que te hacen decir "pues el guitarrista es un crack" al acabar el concierto.
En cualquier caso, el gran repertorio de temas que atesora la banda fue suficiente para conseguir que el público saltara y cantara en varias fases de la actuación, sobre todo al enlazar tres temas tan potentes como "Ridiculous Thoughts", "Salvation" y "Zombie", con los que dieron conclusión a la parte principal del concierto.
Tras un pequeño receso, en el que O'Riordan cambió de vestuario, la parte de los bises incluyó "Schizophrenic Playboy" (uno de los temas más potentes de su nuevo trabajo), "No need to argue" (que da título al álbum que les dio fama mundial) para terminar la actuación con la potente "Promises", pedida explícitamente por el público, y tras la cual O'Riordan abandonó el escenario con un escueto "Thank you, Barcelona!" sin ni siquiera esperar a que la banda cerrara por completo el tema.
Quedó la sensación, en resumen, de que, a pesar de haber tenido una actuación digna, la banda había ofrecido lo justo a un público que esperaba más, tanto por la trayectoria de la banda como por el precio de las entradas, y de que, posiblemente, cualquier tiempo pasado fue mejor para esta banda.
Salieron los de Limerick al escenario con puntualidad británica, y tirando de repertorio. Si bien la única que parecía ponerle algo más de ganas fue Dolores O'Riordan, esta solo consiguió conectar con los más fans de la banda, situados en las primeras filas. Quizá no ayudó mucho el repertorio, algo irregular en en el orden de las canciones al principio, dado que tras la primera canción, la animada "Just my imagination" continuaron con una balada tranquila como "When you're gone" para a continuación presentar "Losing my mind", uno de los temas de su nuevo álbum "Roses", y por tanto de los menos conocidos por un público más ansioso de rememorar la versión más rockera de la época de los 90 de la banda que de nuevas canciones.
Aunque este nuevo álbum es la "excusa oficial" para la gira, la banda irlandesa no rehuyó de repasar todos sus grandes éxitos como "Linger" o "I can't be with you", alternando con sus nuevas canciones como "Tomorrow" o, la que da título al nuevo álbum, "Roses". Incluso se incluyó una pequeña concesión a la carrera en solitario de O'Riordan con "Ordinary day", pero en ningún caso la banda exhibió más que lo justo para cumplir expediente, desaprovechando la ocasión que da el directo a los músicos para exhibirse dejando algún solo de esos que te hacen decir "pues el guitarrista es un crack" al acabar el concierto.
En cualquier caso, el gran repertorio de temas que atesora la banda fue suficiente para conseguir que el público saltara y cantara en varias fases de la actuación, sobre todo al enlazar tres temas tan potentes como "Ridiculous Thoughts", "Salvation" y "Zombie", con los que dieron conclusión a la parte principal del concierto.
Tras un pequeño receso, en el que O'Riordan cambió de vestuario, la parte de los bises incluyó "Schizophrenic Playboy" (uno de los temas más potentes de su nuevo trabajo), "No need to argue" (que da título al álbum que les dio fama mundial) para terminar la actuación con la potente "Promises", pedida explícitamente por el público, y tras la cual O'Riordan abandonó el escenario con un escueto "Thank you, Barcelona!" sin ni siquiera esperar a que la banda cerrara por completo el tema.
Quedó la sensación, en resumen, de que, a pesar de haber tenido una actuación digna, la banda había ofrecido lo justo a un público que esperaba más, tanto por la trayectoria de la banda como por el precio de las entradas, y de que, posiblemente, cualquier tiempo pasado fue mejor para esta banda.
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